jueves, julio 03, 2008

Negligencia médica (III)

El Ginecólogo Rubén Ortíz Rebeles (que en la página del Consejo Mexicano de Ginecología y Obstetricia no aparece como Especialista Certificado) fue quien me practicó la cesárea el 25 de septiembre de 2006. Yo tenía 34 semanas de embarazo y al parecer mi bebé quería nacer ya, pero era demasiado pronto, era un bebé que no tenía los pulmones maduros. El doctor dijo, después de una revisión en su consultorio particular, que me fuera inmediatamente al Hospital San Agustín, que tenía dilatación y mi bebé debía nacer ya, pero que sería por cesárea, pues la bebé estaba sentada y con el cordón enredado (hace unos días, consultando a varios médicos, me he dado cuenta que esto les sucede a casi todos los bebés y aún así nacen por parto natural, pues hay oportunidad de que se acomoden). Nos dijo que en este hospital estaban bien equipados (primera mentira) por si mi bebé tenía algún problema, pero que él esperaba que todo saliera bien, pues era una bebé de aproximadamente 2,900 kilogramos (segunda mentira) y ya estaba madura de sus pulmones (tercera mentira). Nos fuimos al hospital, planeando que mi esposo entrara al parto (principal razón por la que iríamos a un hospital particular), de esto ya se había hablado con el médico y nos había dicho que sí, que sí entraría. Cuando me pasaron al quirófano, me anestesiaron, pero yo esperaba que pasara mi esposo, así que probablemente por esperarlo, no permitía que hiciera efecto la anestesia en mi cuerpo. Algo me inyectaron una vez más y me quedé completamente dormida. Al despertar me acercaron a mi bebé y se la llevaron corriendo por un pasillo, me dijeron que necesitaba oxígeno pero que estaba bien. Yo, así drogadísima, no entendía nada. Me llevaron al cuarto y Dante (mi esposo) trató de explicarme lo que pasaba, pero no entendía, yo nada más quería ver a mi bebé, que la tenían sedada, en su mini unidad de cuidados intensivos neonatales.

miércoles, julio 02, 2008

Negligencia médica (II)

Al nacimiento de un bebé, los médicos deben de realizar una serie de pruebas o exámenes médicos:

TAMIZ: "Como parte de un programa nacional de salud, todas las instituciones hospitalarias que atiendan partos y recién nacidos deben efectuar el examen de tamiz neonatal entre las 48 horas y preferiblemente antes de la segunda semana de vida, mediante la determinación de tirotropina (TSH) en sangre extraída por punción del talón o directamente de la vena del brazo del bebé, la cual es recolectada en un papel filtro especial. La muestra también podrá ser obtenida del cordón umbilical en el transcurso de la primera media hora de vida". (Fuente: www.bbmundo.com.mx)

Este examen es vital para que el bebé reciba el tratamiento que le puede salvar la vida; si se diagnostica un trastorno en pruebas de control, se puede iniciar un tratamiento apropiado de inmediato, antes de que los síntomas aparezcan.

APGAR: Este es un examen rápido que se realiza al primero y quinto minuto después del nacimiento del bebé. El puntaje en el minuto 1 determina qué tan bien tolera el bebé el proceso de nacimiento, mientras que el puntaje al minuto 5 evalúa qué tan bien se está adaptando el recién nacido al nuevo ambiente.
El índice se basa en un puntaje total de 1 a 10, en donde 10 corresponde al niño más saludable. Los puntajes inferiores a 5 indican que el bebé necesita asistencia médica de inmediato para adaptarse a su nuevo ambiente.

A mi bebé, que ahora tiene un año nueve meses, no le practicaron ninguno de los dos exámenes anteriores y desconozco la razón por la que no se los hicieron.